En la mayoría de nacimientos se pinza inmediatamente después del parto, aunque últimamente se ha puesto mayor énfasis en la investigación sobre las consecuencias de un pinzamiento precoz o tardío de este órgano, en especial en recién nacidos pretérmino o en lugares con altos porcentajes de casos de desnutrición y anemia.
Por ello, en niños varones prematuros de bajo peso con menos de 32 semanas, el retrasar el pinzamiento entre 30 ó 45 segundos y la ubicación del neonato en un plano inferior, podrían prevenir la hemorragia intraventricular y la sepsis tardía. Sin embargo, todo esto aún no se ha demostrado en recién nacidas femeninas.